A veces pienso que vivir en Chueca es como tener una ciudad entera dentro de unas pocas calles. Cada fin de semana me sorprende con algo distinto, aunque los lugares estén ahí desde siempre. Este finde no quiero complicarme demasiado, pero sí regalarme esos pequeños momentos que hacen que el barrio se sienta único. Este es probablemente mi plan para el fin de semana, que comparto con vosotros como inspiración.
Subir a la azotea del Forus Barceló
Uno de mis rincones favoritos es la azotea del Forus Barceló. No tiene ese aire de “lugar secreto” porque ya muchos la conocen, pero aun así cada vez que subo siento como si fuese la primera. Me gusta ir al atardecer, pedir algo fresco y quedarme mirando cómo se encienden las luces de la ciudad mientras la gente sigue su ritmo abajo. Es un plan sencillo, pero me da esa sensación de desconexión sin tener que salir del barrio.
Una cena tranquila en Angelita
Cuando pienso en cerrar el día con calma, me viene a la cabeza Angelita. Es un restaurante que no necesita llamar la atención, porque lo hace todo con naturalidad: la comida, los vinos, el ambiente. Me gusta porque no siento que voy a un sitio “de moda”, sino a un lugar donde me cuidan y me sorprenden sin forzarlo. Allí puedo sentarme, probar algo nuevo y salir con la sensación de que el barrio me ha regalado otra experiencia para guardar.
Así que este finde, mi plan es simple: mirar Chueca con ojos nuevos aunque ya la camine todos los días. Subir a una azotea que me hace sentir turista en mi propia ciudad y cenar en un sitio donde el tiempo pasa sin darme cuenta. Porque al final, lo bonito de este barrio es eso: que siempre te da la oportunidad de redescubrirlo.